sábado, 19 de octubre de 2019

INTRODUCCIÓN AL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN


El sector de la construcción es complejo desde el mismo momento en que se busca su encuadre dentro de los tres grandes sectores en que se agrupan las actividades económicas (primaria, secundaria o terciaria). Una opinión bastante generalizada lo considera en una situación intermedia, a mitad de camino entre las actividades industriales (o secundarias) y las de servicios (o terciarias).

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Pero, además, la actividad de construcción presenta importantes dosis de dificultad, derivándose de la misma toda una serie de características que definen su actividad, contratación y organización. La finalidad última de la construcción, como la de cualquier otra actividad productiva económica, se cifra en la elaboración y acabado de una serie de productos y su posterior venta en el mercado. Sin embargo, la actividad productiva y el propio mercado de la construcción tienen peculiaridades específicas que es necesario resaltar y que condicionan la existencia, estructura y funcionamiento de las empresas que operan en ese mercado (fundamentalmente empresas constructoras).



Las características básicas de la producción son dos: tiene lugar por encargo o pedido y es intermitente. Las peculiaridades de la construcción como actividad productiva son:

·         El producto final consiste en una infraestructura construida en un emplazamiento concreto, por lo tanto, la actividad constructora se realiza en el mismo lugar donde el producto va a quedar forzosamente inmóvil; esto implica la dispersión espacial del proceso productivo.

·         La producción, además, es fraccionada en grado sumo. Puede darse en cualquier asentamiento humano, por pequeña que sea su importancia, o incluso en cualquier punto de la geografía mundial donde se ejecuten obras de infraestructura. Cada obra constituye un "centro de trabajo" relativamente autónomo.

·         El producto acabado es extremadamente heterogéneo, dada la gran diversidad de aplicaciones que los productos de la construcción encuentran en la sociedad.

·         El tamaño y complejidad de la obra final es variable
·         Existen condicionantes físicos del proceso productivo: orografía y geología del terreno, utilización de materiales naturales, climatología, planeamiento urbanístico, etc.

·         La personalidad de los técnicos que intervienen durante el diseño, primero, y la construcción, más tarde, influye en el resultado final.

·         Para un mismo producto acabado existen diversos procesos productivos alternativos, la mayoría de ellos poco susceptibles de mecanización.

Las características derivan no sólo de las peculiaridades del producto final y de la propia actividad productiva, sino que son también impuestas a través del mercado por la demanda. La demanda privada
se materializa de forma puntual en el tiempo y el espacio, constituyéndose para una obra en concreto. Una consecuencia
inmediata es la poca transparencia del mercado. Además, como consecuencia de su dispersión y fraccionamiento, se producen fuertes fluctuaciones, tanto mayores cuanto menor sea el área geográfica de referencia. La opacidad de la demanda pública es significativamente menor, por los requisitos legales de publicación previa de la contratación pública para la adjudicación de obras.

De lo expuesto hasta aquí se deduce que el sector está caracterizado por la producción de bienes heterogéneos y dispares, que se realizan en multitud de lugares y circunstancias, con procesos poco susceptibles de mecanización y trabajando en la mayoría de las ocasiones "bajo pedido", sin poder, por tanto, extender demasiado en el tiempo el horizonte de su actividad.

El mercado está dominado por la demanda que se manifiesta para cada obra concreta y los distintos ofertantes deben concurrir compitiendo entre ellos para conseguir la adjudicación del proyecto. En la mayor parte de los casos, la adjudicación se hace a la oferta más baja. En consecuencia, el precio del producto se formaliza con anterioridad al proceso productivo. Esta determinación previa del precio tiene dos consecuencias.



·         Obliga al empresario a ajustar con esmero sus márgenes de beneficio; incluso en ocasiones, en especial en los momentos depresivos de los ciclos económicos, puede inducirle a presentar tales bajas en sus ofertas que el excedente empresarial sea nulo o casi nulo, con la única contrapartida de asegurar su presencia en el mercado durante un cier´0to tiempo.

·         El precio final del producto suele presentar variaciones sustanciales con respecto al pactado, en especial en época inflacionista, dado que el periodo de producción puede abarcar varios años. Se arbitran, en consecuencia, sistemas de revisión de precios establecer con la suficiente equidad y objetividad. Además, suelen casi siempre durante la ejecución de la obra, modificaciones del proyecto contratado.

En cuanto al carácter social del promotor, podemos distinguir entre obra pública y obra privada, dependiendo de si es la administración pública en sus diversas manifestaciones (estatales, autonómicas o locales) o la iniciativa particular quien encarga la ejecución de los proyectos.

Durante el año 2002 la construcción fue el sector más dinámico de la economía española, tanto por crecimiento de la actividad como por creación de empleo. El valor añadido bruto generado por el sector representó el 8,6% del Producto Interior Bruto y la ocupación de mano de obra alcanzó el 1 1 ,8% del total nacional.

·         El efecto arrastre sobre la restante actividad económica que da lugar a un multiplicador de la actividad de 1 ,8.
·         La capacidad de generación de empleo, ya que de cada 600.000 € gastados en el sector
generaron 10 empleos directos y otros 6 indirectos, aproximadamente.
La producción durante el año 2002 alcanzó la cifra de 116.000.000.000 €, habiendo experimentado una variación positiva del 4,6% sobre el ejercicio anterior, manteniendo así el período expansivo que viene atravesando el sector desde hace ya varios años. La demanda del sector público, incluyendo a empresas y entes públicos y excluyendo las concesiones, representó en torno al 22% del total de la producción, con un incremento del 9%. La demanda del sector privado ascendió al restante 78% del total de la producción, con un incremento del 3%

Según el informe anual de SEOPAN (asociación de las principales empresas constructoras españolas) del año 2002, podemos establecer (tal y como se refleja en la figura siguiente) que:

·         Más de tres cuartas partes de la actividad generada en construcción es debida a la contratación de empresas privadas; las restantes contrataciones son realizadas por las administraciones públicas (central, autonómica o local) y entes que dependen de ellas.

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·         Una cuarta parte de la inversión el resto se centra en edificaciones
en construcción corresponde a obra civil;